martes, 29 de mayo de 2007

CuentaCuentos nº 29 "El último adios"

El último adiós

        Jueves 17.00
    “Esther estaba en el entierro de su mejor amiga. Todavía no se lo podía creer. Hacía unos días estaba bien, todo le marchaba genial y ahora, su destino se había torcido... Miraba como el ataúd se perdía para siempre en la negrura de la tierra del cementerio. Como poco a poco, era engullido por aquel agujero y se perdía para siempre. Rompió a llorar por primera vez...

        Jueves 15.45
    Comenzó a prepararse. No quería llegar tarde. Recordaba la última vez que la había visto. Estaba tan guapa como siempre y cuando le había abierto la puerta de su casa, nada le había echo sospechar que todo acabaría así...

        Miércoles 21.00
    Ir al tanatorio siempre la deprimía, pero esta vez todavía más. Ella era muy joven y hermosa. Tenía toda la vida por delante. Llevaba allí todo el día y como pensaba, vio a todo tipo de gente por allí... Personas que decían ser amigas de la difunta, y que en realidad ya no se llevaban o hacía mucho tiempo que ya no tenían contacto. Pero es lo de siempre, tratar de aparentar está ante todo...

        Miércoles 13.17
    Tenía que salir de allí. Toda la mañana en el tanatorio y aún quedaba la tarde... Necesitaba salir a comer y despejarse. Sabía que la tarde sería dura, y que por allí desfilaría un sin fin de personajes a los que no les correspondía estar allí.

        Martes 19.37
    Estaba en estado catatónico. Hacía un par de horas que le habían dado la noticia y aún no había reaccionado... Estaba en aquel sofá mirando hacia adelante, respirando muy suavemente y casi sin aliento. Dios! Estaba muerta... Había muerto...

        Martes 13.05
    Sonó el timbre y fue a abrir la puerta. Se encontró con la hermana de su mejor amiga. No tenía buena cara. Las ojeras que definían sus ojos y lo hinchados que estaban delataban que traía una mala noticia... La invitó a pasar y se sentaron en el salón. Se sirvieron café y cuando estaba a punto de tomar el primer trago su acompañante se puso a llorar y logró balbucear...

    -Esther, esta mañana han encontrado a Fany muerta. La han asesinado...
    -¿Qué? Pero, ¿cómo?
    -No me han querido decir nada aún, me han dicho que murió ayer, pero no me han podido precisar la hora...

        Lunes 23.58
    Aquella tarde se había despertado en el sofá de su casa, con mucho dolor de cabeza. Había quedado con su mejor amiga, así que la llamó. Se pasó toda la tarde llamando a Fany sin respuesta. Le había dejado un montón de mensajes en su contestador, pero no había señales de ella. ¿Qué estaría pasando? ¿Y si? No... No podía ser... ¡Imposible!

        Lunes 08.09
    Llamó a la puerta y Fany le abrió enseguida. Se saludaron como siempre, como tantas otras veces, pero hoy era diferente.

    -Fany, tenemos que hablar.
    -Dime preciosa...
    -Lo nuestro tiene que terminar ya. No quiero continuar con esto, ni engañar a mi marido más.
    -¿Qué? ¡No puedes poner fin a esto así como así!

    Ella se levantó y se dirigió hacia la puerta, no tenía más que decir... Fany la siguió enfurecida y a gritos.

    -Se lo voy a decir todo a tu marido, que vea que clase de mujer eres, ¡que vea la zorra con la que se ha casado!

    Entonces Esther metió la mano en el bolso, se giró de repente y mientras le clavaba un cuchillo en el abdomen dijo:

    -¡Adiós!”


    *Juego Historia al revés.

martes, 22 de mayo de 2007

CuentaCuentos nº 28 "¿Me conoces demasiado bien?"

¿Me conoces demasiado bien?
 
    “Te conozco demasiado bien, sé como actúas, como piensas, y sin embargo me veo incapaz de adivinar cual será tu siguiente paso… Llevo un año siguiendo tus pasos, un año entero de mi vida que te he dedicado, un año entero en el que casi no he hecho nada más que tratar de atraparte… Soy la detective más joven del departamento, y quizá la más inconformista, por eso me asignaron tu caso, porque sabían que no me detendría ante nada hasta dar contigo…

    Ahora estoy en el despacho, frente a mí tengo todas las carpetas de los otros12 asesinatos que has cometido. Doce asesinatos en un año. Todos  en noches de luna nueva, con la más absoluta oscuridad… Y casi sin dejar pistas… Esto hizo que empezasen a llamarte el “Fantasma que no duerme”, ¡pero esta vez voy a cogerte! Esta noche hay luna nueva, estoy tratando de encontrar una pauta que me ayude a evitar una nueva desgracia, pero si no puedo evitarla, ten por seguro que de uno u otro modo, este será tu último asesinato…

    En aquel momento sonó el teléfono y antes de descolgar sabía que habías vuelto a actuar, y que una vez más tendría que salir en tu busca… Llegué al lugar del crimen cuando casi estaba amaneciendo. Como siempre lo habías preparado para que lo encontrasen todo pocos minutos después de haberte marchado… Te regocijabas al saberme en la escena del crimen sin poder hacer mucho por detenerte, pero ahora iba  a ser diferente. No estoy dispuesta a dejar que vuelvas a matar… En la escena del crimen me encontré con lo de siempre. Un rastro de sangre que iba desde la puerta hasta el dormitorio principal, donde sobre la cama, siempre me esperaba el cadáver de un hombre de entre 25 y 40 años. Atado a la cama, con evidentes signos de tortura por todo el cuerpo, amordazado para evitar que gritase y los ojos pegados…

    Esa era una seña identificativa tuya. Todos los cadáveres tenían los ojos pegados. Quizá porque no te gusta que te miren, quizá porque te horroriza lo que haces y aún sin poder parar odias ver sus caras de sufrimiento… Rebusqué por toda la habitación aquella pista que siempre me dejabas para dejarme bien claro quien llevaba las riendas de la situación… Esta vez la encontré debajo del cadáver. Una nota escrita con una clara y pulcra letra: ‘Hoy al fin nos veremos las caras… Tienes todo lo necesario para encontrarme, así que te espero allí a las 21.00. Si no llegas a tiempo no te preocupes… Tú serás la siguiente en verme… Haré una excepción y mi víctima nº 14 será una mujer. Te espero, no me falles…’

    Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Recogimos las pocas pruebas que encontramos, pero ya sabía que sería inútil, como tantas otras veces, y me fui con todo aquello otra vez a comisaría. Estaba muerta de sueño, pero no había ni un minuto que perder. Me senté con todas aquellas carpetas delante y entonces me golpeó como una bofetada. ¿Cómo no lo había visto antes? ¿Cómo se me había pasado aquello? No quería pensar, no quería, para llegar a concluir lo que no quería admitir… Que eras tú… Que tú siempre habías estado ahí… Sabía dónde encontrarte y tenía temor por ir a tu encuentro, pero no podía ser de otra manera, aquel mismo día acabaría todo, de una u otra forma…

    Por fin te tenía frente a mí, la verdad es que estaba siendo tal y como imaginaba… Sabía que tenías que ser una mujer muy hermosa para que los hombres se fiasen de ti. Para que te dejasen acercarte tanto y terminar haciéndoles todo lo que les hacías, pero aún así me sorprendí al verte al fin, al saber que eras tú… Levanté mi arma y vi que tú hacías lo mismo. Nos apuntábamos mutuamente…
 
    -¿Porqué no lo dejas y te entregas?
    -Creo que ya es demasiado tarde para eso.
    -Venga, es lo mejor…
    -¿Para quién?
 
    Y en aquel momento fuera de aquel piso, todo el mundo pudo oír el sonido de dos disparos hechos casi al mismo tiempo…
 
    Diario Crónica Universal. Lunes, 21 de Mayo de 2007.- MTB, Agencia Reuters.

    Encontrados dos cadáveres en un apartamento ubicado en el barrio Cesenatico, cerca del puerto. Las víctimas, AL y MJB eran amigas de la infancia y vivían juntas. Da la circunstancia de que AL había saltado a la fama recientemente por encargarse de la investigación del “Fantasma que no duerme”, el asesino que lleva un año atemorizando a la ciudad. Según primeras investigaciones, todo apunta a un doble suicidio…


    *Frase de Malena. (Relato a medias con Mj.)

martes, 15 de mayo de 2007

CuentaCuentos nº 27 "El fin de semana"

El fin de semana

    "Ni siquiera tuvo tiempo de despedirse... Por no tener, no tuvo ni tiempo de decir hola... Llevaba mucho tiempo soñando con este viaje, pero todo se torció casi en el último momento... En vez de coger aquel ansiado avión, lo que cogió fue una ambulancia camino del hospital. Allí estuvieron al pendiente de ella para al fin darle el alta a primera hora de la mañana (justo a tiempo para ir a trabajar), y diciéndole que tenía que ir a pincharse todos los días durante una semana, porque uno de sus pulmones había decidido dejar de trabajar...

    Sus ilusiones cayeron en picado. No podría verles, no podía viajar. Necesitaba descanso, ¿pero de qué servía el descanso si no podía estar con ellos? Pero por más que rogó al médico la respuesta fue siempre la misma: 'No puedes ir, sabes que corres un riesgo muy grande de que el pulmón vuelva a fallar, ya te pasó una vez... Lo primero es tu salud y después todo lo demás'.

    Aquellas palabras sellaron para siempre sus ilusiones, y así pasó el fin de semana. En su cama, sin hacer nada, mirando películas de terror sola en casa... Pensando ellos a todas horas... ¿Y ellos? ¿Pensarían ellos en ella? Seguro que tendrían cosas mejores que hacer, pero estaba segura de que al menos en sus corazones, ella estaba presente, ella estaba con ellos, donde deseaba estar, con su familia... En Ávila..."


    *Frase Homenaje a Kiko.

miércoles, 9 de mayo de 2007

CuentaCuentos nº 26 "Cita a ciegas"

Cita a ciegas...

    "-Hola, ¿bailas conmigo?

    Quizá una frase como otra cualquiera, pero que dicha por sus labios tomaba matices diferentes... Me llevaba a tiempo atrás, cuando la susurró por primera vez en mis oídos, mientras me abrazaba... Ahora estaba en la playa, años después, pero en aquel preciso instante en que aquellas palabras volvieron a ser pronunciadas regresé a mucho tiempo atrás. A una semana en la que esa frase, fue inspiración para muchos cuentos... En aquel momento en la playa, mi corazón dio un vuelco y me llevó al pasado...

    Recordé con todo lujo de detalles el comentario que hice sobre la frase de la semana, y el pequeño "juego" que sin querer inicié... Me recordé en aquel lugar a oscuras, esperando con anhelo aquella cita a ciegas (y nunca mejor dicho), con el hombre más misterioso del mundo... Entonces, aún no salía de mi asombro. Todavía recordaba cuando hacía sólo una semana había abierto mi correo electrónico y me encontré su mensaje...

    'Acabo de leer tu comentario sobre la frase de esta semana, y no puedo decir más que me halagan tus palabras. Semana tras semana vas dejando un camino de expectación tras de ti, y has conseguido hacerme sonreír...
    Que si es una invitación? Si así lo deseas lo será... Te emplazo a que dentro de una semana hayas encontrado un lugar espacioso en el que puedas estar completamente a oscuras y allí me esperes...
    No hace falta que digas nada más, no te olvides de con quien estás tratando... Yo sabré encontrarte... Hasta la próxima...

    Fdo.: El Señor de las Historias"

    Yo pensé que se trataba de una broma, como tantas otras que nos habíamos gastado, pero distinguí algo diferente en sus palabras y día tras día comencé a tomármelas en serio... Así que me puse manos a la obra y a falta de tres días para aquella "cita" comencé a buscar aquel lugar en el que poder realizar todo lo que me pedía... Al fin y tras muchos ruegos, preguntas y tras mucho insistir también, conseguí que me cediesen durante la noche del lunes el "Molin Rouge", una discoteca de aquí. Lo preparé todo. Una iluminación muy tenue, muy suave, una iluminación concebida para salvaguardar su anonimato, como él deseaba...

    Allí estaba yo a oscuras, cuando noté que alguien se acercaba a mí y sin dejarme decir nada más me besaba. Un beso cálido, caliente, húmedo... Su aroma pronto la delató... El beso misterioso me lo había ofrecido una mujer. Una mujer de piel suave y aterciopelada, que al roce de mis manos en su cuerpo comenzaba a temblar... Tras aquel beso se marchó. No supe nunca quien era, pero siempre recordaré su forma de besar... Y allí me quedé, sola otra vez...

    ¿Sería ella el SdlH? ¿Por qué no? Nunca nadie había dicho que realmente fuese un hombre, si no que todos lo dábamos por hecho... Entonces noté una suave brisa en mi nuca y unas manos que me tomaban firme, pero suavemente de la cintura. Unas manos que me obligaron a girarme  y a ponerme cara a cara con mi misterioso acompañante, esta vez varón...

    -Hola, ¿bailas conmigo?

    Aquella única frase me bastó para alejar de mi cabeza todos los pensamientos de que la mujer que pocos minutos antes me había besado fuese Él, y la apartó inmediatamente de mi cabeza. Justo en ese momento comenzó a sonar la música y me dejé guiar por su cuerpo y sus manos. El aroma que desprendía me embriagaba por completo y tenía todos mis sentidos obnubilados... No era consciente de nada de lo que ocurría... Mis labios buscaron los suyos y fueron correspondidos con tiernos besos. Me sentía como en un sueño, y estaba prácticamente segura de que lo era, pero no iba a desperdiciarlo pensando en ello... Sin saber muy bien como, terminamos recostados en los sofás del fondo. Sentía su cuerpo sobre el mío, mis labios besando su cuello. Sus manos acariciándome entera y las mías desnudándole por completo...

    Fue una noche en la que nos entregamos totalmente el uno al otro, sin que importase nada más que nosotros, y cuando se fue unas lágrimas surcaban mis mejillas... Sabía que no volvería a estar jamás con él, pero que siempre estaría ahí... Pasaron los años y así fue... Cuentacuentos siguió adelante y Él y yo continuamos con nuestras bromas como siempre. Un verano decidí irme de vacaciones con un montón de amigos. Nos fuimos a Tenerife. Llevábamos allí dos días cuando llegó el que faltaba. El que siempre llegaba tarde a todos lados, pero sin el que nunca había fiesta.

    Yo estaba tomando el sol, aunque ya estaba casi atardeciendo. Me levanté para saludarle. Me cogió por la cintura, me dio un sorprendente beso en los labios y dijo:

    -Hola, ¿bailas conmigo?”


    *Frase Anónima.

viernes, 4 de mayo de 2007

CuentaCuentos nº 25 "Despertar"

Despertar

    "El título de aquel libro llamó poderosamente mi atención... La verdad es que no sé explicar muy bien por qué aquel libro me atraía tanto. Me acerqué a la estantería y sus brillantes letras doradas me cautivaron. "¿Y todo por qué?" El título ni siquiera me evocaba esas buenas sensaciones que te hacen sentir los buenos libros, pero aún así no pude evitar la tentación de comprármelo...

    Al llegar a casa dejé todas las bolsas sobre la mesa, menos la del Fnac, tenía que ver aquel libro ya, no podía escapar a su magnetismo. Abrí la primera página y me quedé asombrado cuando no hallé nada... No había ni una sola letra escrita en todo el libro... ¿Qué clase de broma era aquella? ¿Había pagado un dineral por aquel estúpido libro en el que no había nada escrito? Miré el reloj, ya era muy tarde para volver, así que mañana, a primera hora iría allí para que me explicasen que tontería era aquella. Me acosté aún pensando en el libro. Sus páginas en blanco eran como cuchillos que se clavaban en mi pecho de escritor.

    Tardé en conciliar el sueño, pero al fin lo conseguí, aunque la verdad que para tener sueños tan desagradables prefería haber estado despierto toda la noche... Por la mañana busqué el libro, pero no estaba donde yo lo había dejado... Tras mucho buscar lo encontré donde menos me esperaba, en una de las mesitas de mi cuarto. No recordaba haberlo llevado hasta allí, ya que su sola presencia me turbaba, pero debí llevarlo yo, quien si no...

    Lo cogí entre mis manos y algo llamó mi atención. No estaba seguro de que el día anterior estuviese allí aquella cinta separadora. Era del rojo más intenso que había visto nunca. Era un color que te embargaba los sentidos por completo. Me fijé también en que la cinta atravesaba el libro por un punto en concreto... ¿Por qué no me acordaba de aquello? Abrí el libro, y entonces sí que creí que me había vuelto loco... Allí encontré miles de palabras escritas que ayer no estaban ¡No podía ser! Aunque el resto del libro continuaba en blanco había aparecido escrito un capítulo entero...

    Pensé que a lo mejor era un nuevo tipo de libro, en el que iban apareciendo los capítulos poco a poco. No me parecía algo normal, pero alguna explicación tendría, ¿no? Me senté a leer. La historia trataba de un hombre que tenía una necesidad imperial de matar, que no podía evitarlo y que tras muchos asesinatos, al final murió acribillado por la policía en un asalto a su casa. ¿Qué? ¿El primer capítulo y ya tiene final? ¿Serán historias cortas? Pues si lo son menuda mierda de historias... Aunque la verdad, ya no tenía intención de devolver aquel libro. Le intrigaba el misterio de las páginas en blanco...

    Día tras día, iba descubriendo nuevos capítulos en los que se contaban los asesinatos cometidos por aquel cruel asesino. Sus víctimas eran descuartizadas, torturadas, maltratadas y vejadas. Cada crimen era peor que el anterior, más sangriento, y eso empezaba a gustarme... Un día, llegando casi al final de aquel libro, me levanté con mucho dolor de cabeza. Me estuve un buen rato tumbado en la cama, para ver si se me pasaba el dolor. Recordaba a aquella hermosa rubia que había conocido la noche anterior y que ahora compartía mi cama conmigo...

    Abrí los ojos, y todavía entre sueños divisé algo extraño en mi cuarto. Una tonalidad diferente. Entonces me giré para verla a ella, y el espectáculo que encontré ante mis ojos era dantesco. No tenía ojos, se los habían arrancado, ni lengua, ni casi dientes. También le faltaban algunos dedos, y tenía el cuerpo lleno de cortes... Me levanté como pude, presa del estupor y me dirigí hacia el libro, para de alguna forma, borrar mis sospechas, pero todo fue inútil. Al lado del libro encontré una pistola, que claramente no era mía, pero que irremediablemente cogí en mis manos al tiempo que cogía el libro. Avancé hacia el último capítulo, y allí me encontré una narración detallada de todo lo que debía haber sufrido mi compañera de cama. También supe antes de oír las sirenas, que la policía no tardaría en llegar, puesto que una vecina había oído los gritos desesperados de la muchacha y había llamado a la policía.

    También supe que el puto alcohol había obnubilado mi percepción de la realidad, llevándome a cometer aquel asesinato sin ningún tipo de precaución. Sabía que en cualquier momento llegaría la policía, llamarían a mi puerta y me matarían a tiros. En aquel momento pensé en huir, pero el sonido de las sirenas hizo que mi cuerpo se paralizase... El sonido de las sirenas o algo aún más poderoso, porque juro que en aquel momento podía escuchar una risa diabólica a mí alrededor.

    La policía llamó a mi puerta. Quise responder y no pude, las palabras no salían de mi garganta, y todavía me puse peor cuando involuntariamente mi brazo derecho, en el que sostenía la pistola, comenzaba a elevarse hasta apuntar directamente hacia la puerta. Estaba claro, aquel era mi final, pero todavía no conseguía entenderlo... Se abrió la puerta y cerré los ojos, para no ver todo el terror que me aguardaba, y así fue. Una lluvia de balas traspasó mi cuerpo provocándome el mayor dolor que yo había conocido.

    Ahora aquí estoy, sin saber muy bien como, en esta misma estúpida estantería en el que un día encontré el mismo libro dentro del cual me encuentro atrapado... No sé ni como, ni porqué. Sólo sé que tengo sed de venganza y que no pararé hasta que otra persona ocupe mi lugar...
 
    -Cariño, mira que libro más curioso...
    -Venga, estas deseando cogerme, hazlo, hazlo... ¡Hazlo!
    -Sí...
    -¿Qué has dicho?
    -Nada mi amor, sigue con lo que estabas...
 
    Aquella mujer, con su sonrisa maliciosa caminaba conmigo en brazos, y supe que muy pronto, ella y yo trabajaríamos juntos...”


    *Frase Anónima.