lunes, 23 de julio de 2007

CuentaCuentos nº 37 "Sentimientos"

Sentimientos

    "Le temblaban las manos cuando tuvo que elegir, estaba muy nerviosa. No sabía cuál escoger, ¿el conejito rosa o el osito? Una elección sin mucha relevancia, pero que la hacía pensar mucho. Llegó al hospital, respiró profundamente para tratar de calmarse y cuando lo consiguió se acercó a recepción donde hizo las averiguaciones pertinentes, y luego tomó rumbo a la habitación. En la puerta volvió a tomar aire, llamó y entró. Saludó a su tía y le dio la enhorabuena y entonces la vio... Allí estaba, en el nido, tan chiquitina, tan linda... Lucía... Así iban a llamar a su ahijada... Lucía...

    Dentro de ella sucedían mil cosas mientras miraba a la pequeña dormir plácidamente. No podía dejar de mirarla... Su naricilla, sus ojitos, su boquita, sus manitos... La miraba con atención porque deseaba grabar aquel momento en su mente. Siempre querría recordar el primer momento en el que había visto a su ahijada por primera vez. También se imaginó años después contándole cómo había sido aquel día, todo lo que había pensado o sucedido, pero aún quedaban muchos años para todo aquello...

    Le preguntaron si quería cogerla... ¡Claro que quería! ¡Lo estaba deseando! Cogió a la pequeña y la puso contra su pecho. Ahora, más de cerca, podía ver mucho mejor lo preciosa que era y algo dentro de ella despertó... Pensó en un futuro en el que quizá también tendría hijos... Le encantaría formar una familia con el hombre que ama, pero aquello todavía estaba muy lejos, quizá no llegaría nunca y no quería pensar en ello en aquel instante. Ahora sólo quería disfrutar de Lucía. De lo perfecta que era, de lo reconfortante que era sentir el calor de su cuerpecito y notar en su pecho el latir del corazón de aquella diminuta personita, que apenas en una fracción de segundo le había robado el corazón...

    En silencio le prometió que siempre estaría a su lado, que la querría como a una hija y que velaría porque nada malo le ocurriese... También le prometió que cuando lo necesitase siempre tendría un cuento para ella, y que le mostraría mil mundos maravillosos que nadie más conocía... Le enseñaría el amor por los libros y poco a poco trataría de despertar en ella la pasión por la escritura, porque así cuando necesitase escapar, siempre tendría un mundo mágico al alcance de su mano, y podría llegar tan lejos como su bolígrafo y su imaginación pudiesen llevarla...

    Se despidió de ella y en cuanto llegó a su casa encontró en su mesita de noche aquella primera frase y algo la impulsó a escribir todos sus sentimientos y pensamientos en este relato... He conocido a mi ahijada y nada más verla ha hecho que me plantee la vida de otra forma. Voy a luchar. Por ella... Por mí... Por la vida..."

    *Frase del "Fantasma".

martes, 17 de julio de 2007

CuentaCuentos nº36 "¿Quién se los ha llevado?"

¿Quién se los ha llevado?

    "-La fábrica de sueños cerró por vacaciones, mami, no me quiero ir a dormir... Tengo pesadillas horribles, ¿puedo quedarme en cama con vosotros?
    -No puedes, ya eres mayorcito como para dormir con papá y conmigo... Ale, vete a acostar, que voy en un rato a arroparte.
    -Pero mamá...
    -¡No hay peros que valgan! A la cama ahora mismo...

    Julio se fue hacia su cuarto, pero antes de llegar escuchó como su hermana mayor le llamaba...

    -Julio, ven aquí...
    -¿Qué quieres Montse? Si mamá ve que no me he acostado me reñirá muchísimo...
    -¿Y no quieres saber que ha pasado con los sueños?
    -¿Es que ha pasado algo con ellos?
    -¿Pero que te pasa Julito? ¿Es que no te has dado cuenta de que nos los han robado?
    -¿Robado? ¿Tú crees?
    -Estoy convencida de ello Julio... Esto no es normal. Ven, acércate para que te lo cuente, pero en silencio, shhhh... Pueden estar escuchándonos...

    Julio miró a su hermana y luego con temor miró a su alrededor. Él sólo tenía 7 años y Montse tenía 14. Ella solía hacerle rabiar, pero cuando se trataba de aquellas cosas que los papás nunca entenderían, él era la única persona en la que confiaba... Se acercó a ella sigilosamente, vigilando cada paso que daba. Cuando ya estuvo cerca, de un salto se subió a la cama, se metió debajo de las mantas y sólo se destapó los ojos para ver si alguien o 'algo' había tratado de seguirle... Montse siempre se maravillaba con la imaginación que tenía su hermano pequeño. Se tapó junto a él y comenzó su relato...

    -Pues sí Julio. Alguien nos está robando los sueños.
    -¿Pero quién haría tal cosa? Si los sueños son lo más bonito que hay en el mundo...
    -Pues la misma persona que no quiere que creas en el Ratoncito Pérez o en Papá Noel...
    -¿Antonio el de 2ºC? ¿Y porqué querría él robarnos los sueños Montse? - dijo Julio incrédulo...
    -No Antonio en sí... Antonio no es más que un siervo del Ladrón de Sueños...
    -¿El Ladrón de Sueños? ¡Dios! ¿Y tú crees que bajo el edredón estaremos a salvo?
    -Sí, porque este edredón es mágico... Recuerda que lo tejió la abuela con las agujas que le robamos al Mago Maléfico cuando venía por las noches a mojar tu cama...
    -¡Es verdad! ¡Es un edredón mágico!
    -Pues bien Julio... El Ladrón de Sueños quiere que dejemos de creer en todo aquello que nos hace felices, para robarnos la inocencia...
    -¿Y para qué quiere la inocenciaaa...? - dijo entre bostezos...
    -¿Que para qué la quiere? Porque cuanta más inocencia tenga, más fácil le será llegar hasta otros niños a los que robarles sus sueños y dejarles en su lugar horribles pesadillas... Pero ahora tú y yo sabemos su plan y podemos luchar contra él... ¿Estás conmigo?
    -Sí, ¡lucharemos! - dijo casi dormido... - ¿Cuál es el plan?
    -Tenemos que ser más fuertes que él. Tenemos que demostrarle que no nos vamos a dejar robar los sueños... Tenemos que dormirnos y tener el sueño más bonitos que se te pueda ocurrir, eso le debilitará y así no podrá robar sueños esta noche... Y poco a poco terminaremos con él, ¿vale?

    Montse miró a su hermano que estaba recostado sobre la almohada, durmiendo ya, y con una sonrisa en los labios... Se levantó de la cama en silencio, sin apenas moverle para no despertarle. Le tapó con cuidado y dio la vuelta alrededor de la cama, se inclinó sobre él y le dio un suave beso en la frente...

    -No te preocupes enano, que mientras yo esté aquí, para ti jamás se cerrará la fábrica  de los sueños...”



    *Frase de Contenedor.

lunes, 9 de julio de 2007

CuentaCuentos nº 35 "El ángel"

El ángel

    "Los hombros del ángel se estremecían mientras lloraba... Desde el techo de la habitación miraba a la pequeña Mónica, tan frágil dentro de la incubadora. Sabía que tendría una vida muy diferente  de la que sus padres habían soñado para ella, pero ya no había nada que hacer...

    El embarazo había sido muy duro, y a su madre le habían recomendado reposo absoluto a partir del 4º mes. Lo había cumplido todo al pie de la letra, porque lo que más deseaban era tener un hijo, y cualquier sacrificio sería poco para conseguirlo. Estando ya de 6 meses, la madre de Mónica tuvo que salir un momento a comprar un ingrediente que le hacía falta para hacer la comida. Debería haber llamado a su madre para que la acompañase, pero era un trayecto corto y pensó que no corría peligro alguno...

    En aquel momento el ángel trató de hacerle ver de algún modo que no era buena idea que saliese sola, pero no halló la forma de impedírselo... La mamá de Mónica llegó hasta el supermercado, hizo la compra tranquilamente y emprendió el camino de vuelta. Quizá el ángel se había equivocado al ver su futuro. Entró en el portal de su edificio y tras ella y a toda velocidad entró una muchacha, que sin darle tiempo a nada la empujó contra la pared y le puso un cuchillo en el cuello.

    -¡Dame todo el dinero que tengas si no quieres que te raje!
    -Tranquila, puedes llevártelo todo, pero no me hagas daño...
    -¡No me digas lo que tengo que hacer! Que me pongo nerviosa.

    Le dio todo el dinero sin rechistar, incluso le dijo que se llevase la compra también, que no pasaba nada...

    -Ahora deja que me vaya, no diré nada. Piensa en mi bebé...
    -¡Te he dicho que no me dijeses lo que tengo que hacer zorra!

    En ese momento le dio un puñetazo en el estómago, y la madre de Mónica cayó al suelo envuelta en una sensación de terror y dolor. Estuvo allí varios minutos hasta que la encontró un vecino, que al ver que sangraba llamó inmediatamente a una ambulancia.

    -Por favor, llamen a mi marido Esteban Pérez, llámenle... Y hagan todo lo que sea posible por salvar a mi hija...

    Desde el hospital consiguieron contactar con Esteban en su trabajo, y pese a que trataron de explicarle con calma lo que había sucedido, él salio de su trabajo a toda prisa. No le importaba saltarse semáforos en rojo ni las multas por exceso de velocidad. Ahora lo único que le importaba era estar con su mujer y su hija. A raíz del susto y del golpe, la mamá de Mónica estaba teniendo un parto prematuro y en su situación era muy complicado. Ya era el momento de dar a luz y no había dilatado lo suficiente, y si esperaban mucho más el bebé no sobreviviría...

    -Hagan lo que tenga que hacer. Mi hija es lo primero...

    Entraron en quirófano y se prepararon para practicarle una cesárea. La intervención salio perfectamente y la niña, aunque pequeña, estaba bien... El problema estaba con la madre. Había perdido mucha sangre y no se recuperaba... El ángel de la guarda de la pequeña Mónica la observaba desde el techo sin dejar de llorar por todo lo que iba a pasar. Su vida iba a estar marcada por la desgracia...

    En el quirófano de al lado su madre perdía la vida, al tiempo que el coche de su padre tenía una colisión frontal contra un camión que no lo pudo esquivar... Recién nacida y Mónica ya estaba sola... El ángel pudo ver su futuro. Iría de una casa de acogida a otra. En ningún lugar conseguiría hallar un hogar, y la felicidad que sus padres habían soñado para ella jamás la obtendría... Ella era su ángel de la guarda, y pese a poder verlo todo, no hallaba la forma de regalarle la felicidad a la pequeña.

    Descendió desde el techo y se colocó frente a su incubadora. La observó durante un buen rato mientras buscaba alguna solución en su interior... De repente ocurrió algo imposible. La pequeña abrió los ojos, estiró la mano en su dirección y le sonrió. Y en aquel mismo instante lo vio todo claro. Sabía lo que tenía que hacer. Que tenía que romper las normas... Cogió a la niña en sus brazos y salió de allí volando. Sabía que buscarían al bebé, así que tenía que irse muy lejos, tan lejos que nadie pudiese encontrarlas.

    Huyó volando del país con la pequeña Mónica pegada a su pecho. Llegó hasta Italia, y pensó que aquel sería el lugar perfecto para ellas dos. Ahora quedaba lo más difícil, pero cuando tomó a la niña en sus brazos ya estaba decidida a hacerlo... Buscó un cuchillo y un lugar apartado en el que nadie pudiese molestarla. Puso a la niña sobre unos cartones, cogió el cuchillo, lo alzó y con un suspiro asestó un corte limpio...

    Ya estaba hecho, no había vuelta atrás. Se había cortado las alas y ahora ella cuidaría de Mónica. Ella sería su madre, y velaría porque siempre, siempre fuese feliz... Desde lo más alto, unos ojillos curiosos observaban todo mientras susurraba muy bajito: 'Sabía que harías lo correcto...' "


    *Frase de Roadmaster.

miércoles, 4 de julio de 2007

CuentaCuentos nº 34 "El deseo"

El deseo

    "La mirada que le devolvió el espejo no era la suya... Estaba sentada en la cama, y desde allí podía verle mientras se preparaba para ir a trabajar... Habían pasado una noche maravillosa y era una pena que tuviese que terminar tan pronto... Se acercó a él lentamente, y abrazó su cuerpo con dulzura al tiempo que emitía un suave ronroneo. Sabía que eso a él le gustaba, pero esta vez le sorprendió con un mordisco en el cuello...

    -Mmmm... Preciosa, que tengo que ir a trabajar... No seas mala...
    -¿Mala yo? ¿Cuándo he sido yo mala contigo? - dijo al tiempo que se mordía el labio insinuante...
    -¿Ves cómo eres mala?
    -Ven acá tonto, que te hago el nudo de la corbata...

    Se puso delante de él, que la cogió por la cintura y de un saltito la sentó en la encimera del cuarto de baño. Empezó a hacerle el nudo de la corbata mientras le miraba tímidamente a los ojos, apartando la mirada de vez en cuando... Cuando ya tuvo el  nudo hecho se acercó para besarle.  Una de sus manos jugueteaba en su nuca y la otra le acariciaba la espalda. Él tenía sus manos en los muslos de ella, apenas cubiertos por aquella camisa... Justo antes de que el beso terminase ella le mordió con pasión el labio inferior y las manos de él respondieron arañando sus piernas al tiempo que ella gemía...

    -¡Dios! No sé como lo haces... - dijo al tiempo que la agarraba bruscamente y la apretaba contra él.

    Empezó a besarla apasionadamente y ella le correspondía con ardientes movimientos. Para cuando él se quiso dar cuenta ya  no tenía corbata, y los botones de su camisa estaban completamente desabrochados. Ella le acariciaba el torso y jugueteaba con los pelillos de su pecho. Estaba tan encendido que no era capaz de actuar despacio. Estaba fuera de sí, porque aquella mujer sabía como conseguir de él lo que fuese, así que cogió por el cuello su camisa favorita, que ella llevaba puesta, y de un tirón le arrancó todos los botones.

    Se separó un poco de ella para admirar todo su esplendoroso cuerpo. No sabía como había podido vivir tanto tiempo sin ella, pero sabía que no podría seguir adelante si no la tenía a su lado. Volvió a besarla al tiempo que la cogía en brazos y la llevaba hasta la cama. Ya no había marcha atrás... Ella pudo sentir como todo su cuerpo era recorrido por diminutos besos que se acercaban peligrosamente al rincón del deseo, y cuando al fin estuvieron allí  todo su cuerpo empezó a estremecerse. Se sentía en el cielo y no quería que acabase nunca...

    Cuando todo su cuerpo había descargado ya la tensión decidió compensar a su amante de algún modo, así que hizo que se levantase de la cama y mientras le besaba y le acariciaba todo el cuerpo fue descendiendo lentamente hasta llegar al lugar deseado... Le sentía vibrar de placer y cuando notó sus manos en su nuca sintió como todo su cuerpo se revolucionaba por completo... Se empleó a fondo con lo que estaba haciendo y en un momento, le dio un arrebato. Lo tumbó en la cama de un empujón se acostó sobre él y entonces se unieron como un sólo ser... Ella estaba erguida sobre él y se movía rítmicamente, acompasando su cuerpo al del él. Mientras él, la acariciaba dulcemente al tiempo que la miraba a los ojos.

    -Te quiero preciosa. No te lo digo muy a menudo, pero te quiero...
    -Yo también te quiero mi amor.

    Se recostó hacia adelante y se fundieron en un beso al tiempo que ambos se entregaban por completo en un orgasmo que los envolvía a los dos... Después de estar un rato acostados él tuvo que marcharse, ya llegaba tarde, pero no le importaba... Ella se encaminó al baño y la mirada que le devolvió el espejo era la de una mujer enamorada...”


    *Frase de Tormenta.