lunes, 27 de agosto de 2007

CuentaCuentos nº 42 "¿Qué está pasando?

¿Qué está pasando?

    “-El hombre de negro huía a través del desierto y el pistolero iba en pos de él. ¡Menuda mierda!

    Aarón tiró la bola de papel que acababa de hacer al suelo. Se llevó las manos a la cabeza y se acarició las sienes. Después se fijó en todo el montón de pelotitas de papel que rodeaban la papelera. No le salía escribir nada de nada. El Señor de las Historias se la había jugado bien escogiendo justo aquella frase. Por qué la habría enviado? En su momento le pareció gracioso, pero ahora que tenía que escribir con ella ya no le parecía tan buena idea…

    -Aquí todo el mundo va a su bola, menos yo que voy a la mía… Y yo pensando que Yas y la gallega nos habían hecho una putada con la frase ¡y ya ves! A la semana siguiente voy yo y lo redondeo… Voy a conectarme un rato a ver si me despejo, y luego encuentro la inspiración. Joder, las 4 de la mañana. ¿Habrá alguien a estas horas?
    -Hola socio, ¿cómo estás?
    -¡Hombre Hell! Pues nada, aquí pasando un bache de inspiración.
    -Tranquilo, que la inspiración siempre llega. A veces tarda, porque no sólo te visita a ti, ¡que va! Tiene que visitarnos a todos y a veces cambia la ruta, para llegar antes hasta otros, ¿sabes?
    -Pues eso espero amigo. Porque es mi frase y quisiera escribir algo, pero como sigamos así…
    -Ya verás como mañana ves las cosas de otro modo. Y ale, a dormir, que ya es muy tarde…
    -Hasta mañana socio.

    Apagó el MSN y se fue a acostar, pero no fue capaz de dormirse, así que cogió una libre y un bolígrafo y trató de ponerse con la frase una vez más.

    -El hombre de negro huía a través del desierto y el pistol…

    Antes de darse cuenta ya se había quedado dormido con la luz encendida y muy pronto la libreta cayó al suelo. Por la mañana le despertó el sonido del móvil, que vibraba estrepitosamente sobre la mesita de noche, cerca de aquella figurita de Elvis…

    -¿Quién será a estas horas? ¡Anda! Pero si son las 12.10… Siesjke… Mira… Niobiña… Buenos días Alejandra, que…
    -Dios mío Aarón – dijo entre sollozos – Es horrible… Lo… lo acabo de ver… No pue… puede ser…
    -Ey, ¡tranquila! A ver, ¿que ha pasado?
    -El telediario… La televisión de Galicia… Hoy… ¡No puede ser!
    -¡Joder! ¿Qué coño pasa? Me estás asustando, ¿vale? Respira hondo, ordenada las palabras, y luego dímelo.
    -Lo siento – respiré hondo y continué – Bea… Tressa ha muerto…
    -¿Qué? – dijo dando un respingo en la cama – Pero, ¿cómo? ¿Cuándo? ¿Qué ha pasado?
    -Acabo de verlo en el telediario… Al principio no le dí mucha importancia a las letras B.G.D., pero cuando empezaron a decir que la TVG estaría de luto por su muerte llamaron mi atención… Luego explicaron que era uno de los señuelos del nuevo programa de cámara oculta que todavía está por estrenar, y de repente, como un rayo vino a mi cabeza… Beatriz García Durán… - y rompí a llorar.
    -Tranquila, puede ser una coincidencia, nada más… Venga, no llores hasta que sepamos algo seguro, ¿si?
   -Ya es seguro – dije sonándome la nariz – La llamé al móvil y me contestó su madre… Sólo con oírla llorar no me hizo falta nada más… Quisiera pedirte un favor…
    -Dime lo que sea nena…
    -Díselo a la gente, ¿vale? Yo no me siento con fuerzas…
    -No te preocupes… Yo me encargo… Tú ahora tranquilízate… Mañana te llamo para saber que tal estás, ¿si?
   -Vale, y gracias.
   -No te preocupes pequeña… Descansa…

    Colgó el teléfono y se quedó inmóvil en la cama… No podía creérselo… ¿Y cómo…? Ahora que se daba cuenta, no le había preguntado como había muerto… Se levantó rápido de la cama y se vistió lo primero que encontró en el armario. Saldría a comprar el periódico. Si había sido algo fuera de lo normal alguien diría algo.

    -Buenos días, el Marca como siempre, ¿no?
    -No, hoy no… Hoy me llevo el Mundo… Y bueno, ¡el Marca también!
   
    Se sentó en una terraza. Puso el Marca a un lado y comenzó a devorar el otro periódico, y allí lo encontró: “Se ha encontrado en un descampado en Vigo, (Pontevedra) el cadáver de la joven B.G.D., las primeras investigaciones apuntan a un posible robo frustrado que…”

    -Dios…

    Aarón puso en conocimiento de todos aquellos que pudo lo sucedido. Nadie daba crédito a todo aquello. Aquella semana la página lució un crespón negro en conmemoración de Tressa, y todos los cuentos que se publicaron comenzaron con la frase que ella tenía en su perfil: “La vida no es más que un gran telón.”

    Un par de semanas más tardes todo parecía haber vuelto a la normalidad. Nadie podría olvidar lo sucedido, pero sólo se podía seguir adelante… Una noche como tantas otras, algunos Cuentacuentos charlaban por el MSN en una de esas conversaciones multitudinarias…

    -Sí, tenemos que seguir adelante con nuestras vidas – dijo Jara.
    -Tenemos que hacerlo, nadie ha dicho que fuese fácil – añadió Klover.
    -A ver, no me malinterpretéis… Yo no digo que sea fácil olvidar todo esto, sólo digo que no debería afectarnos tanto… - contestó Mundoyas.
    -¿Que debería no afectarnos? – dijo Níobe – ¿No debería afectarnos que hayan matado a una amiga nuestra?
    -Tranquila Niobiña, no quería decir eso – aclaró Aarón – Yo creo que es normal que nos afecte, era nuestra amiga, pero debemos continuar adelante… Por ella…
    -Yo también lo creo así – expuso Ninivé – Tenemos que apoyarnos todos…
    -Lo siento… - suspiró Níobe – Estoy algo susceptible…
    -Tranquila nena – respondió Larisa – Es normal que estés así con…
    -¿Con que? – preguntó Beleita – ¿Porqué dejas las frases a medias?
    -Me ha parecido escuchar un ruido en casa…
    -¿Estás sola? – dijo Pistachita – Seguro que ha sido una mala pasada de tu imaginación…
    -Sí, estoy sola en casa…
    -…
    -¡Joder! Otro ruido…
    -Venga Larisa, relájate – le instó Beleita – No pasa nada…
   -Mierda, ahora ha sonado más cerca… Voy a ver que ha sido… Vengo ahora…
   -¿Cómo que vas a ver? – dijo Ninivé – ¿No sabes que los que dicen ahora vengo ya no vuelven?
   -Venga, no vayamos a ponernos paranoicos, ¿vale? – dijo Aarón tratando de calmarnos… - Sólo son ruidos sin importancia… ¿Verdad, Larisa?
    -¡Lari! – llamó Klover.
    -Venga Laura, no hagas el tonto ¿quieres? – añadió Pistachita.
    -¡No estamos para bromas! – exclamó Beleita.
    -¡Joder! El puto gato de la vecina… ¡Que susto!
    -¡Ves como no era nada tonta! – dijo Mundoyas.
    -Tenemos que hacer lo que dice Jara, estar tranquilos y tratar de superar esto lo mejor posible… - añadió Aarón.
    -Por cierto, ¿y Jara? ¿Cuando se ha ido?

    Nadie supo más de ella aquella noche. A la mañana siguiente supieron que se había ido la luz en su piso, y como ya era muy tarde había decidido irse a dormir sin avisar a nadie de lo que había pasado… Aarón volvía de hacer la compra y se encontró una carta para él, pero le extrañó que en vez de estar en el buzón, alguien la hubiese pasado por debajo de la puerta… La abrió y encontró un papel escrito con letras recortadas de revistas: “El próximo será de CC”. No entendía nada, hasta que buscó dentro del sobre y encontró una foto.

    Una sensación de mareo invadió todo su cuerpo. Dejó caer la bolsa que aún tenía en las manos rompiendo así una botella de tabasco, y se derrumbó en el suelo sin poder articular ni una sola palabra… Vio la foto una vez más para asegurarse… Estaba claro, no había lugar para las dudas… Era Brian… Estaba tirado en el suelo, sobre un enorme charco de sangre que emanaba de su pecho… Sobre su cuerpo y a su alrededor un montón de hojas tintadas con el rojo rubí de su sangre, al lado de su cabeza, las tapas vacías del libro que ganó en el concurso de San Valentín de Cuentacuentos.

    Se echó a llorar. No pudo evitarlo, así como tampoco pudo aguantar las náuseas que pronto se apoderaron de todo su cuerpo. Cuando creyó estar lo suficientemente bien llamó a la policía y les explicó lo ocurrido. Le hicieron muchas preguntas y tomaron muestras de sus huellas para descartarlas de las que encontrasen. Ahora Brian también estaba muerto… Dos Cuentacuentos en tres semanas, y además estaba aquella horrible advertencia…

“EL PRÓXIMO SERÁ DE CC”
     
    ¿Pero porqué le habían enviado aquello a él? ¿Quién podía ser tan cruel de hacer algo así? Llamó por teléfono a Jara, y le contó lo sucedido. Ella no salía de su asombro, incluso se negaba a creerse que todo aquello estuviese pasando… ¿Por qué ahora que todo parecía ir bien?

    -¡Que le sonría a la vida su puta madre! Porque está visto que cuanto más la sonríes, ¡más viene la muy cabrona y te jode! – dijo a gritos y entre sollozos.

    Tratando de no armar mucho revuelo fueron avisando al resto de los Cuentacuentos, y la página volvió a cubrirse bajo el negro crespón de la muerte, y aquella semana la frase en honor a Brian también salió de su perfil “Please, let me be no more no less than a beautiful mess”. Una frase en inglés, pero salieron relatos que jamás imaginaron escribir… Aarón había perdido todos los ánimos. Dos Cuentacuentos habían muerto. La gente estaba asustada, y eso que no conocían la existencia de aquella nota que venía junto a la foto de Brian… No sabía que hacer… Si se lo contaba a la gente cundiría el pánico y ahora mismo es lo peor que podría suceder.

   Estaba en el salón de su casa, sentado frente a la pantalla del ordenador, cuando el sonido característico del MSN lo sacó de sus pensamientos. ¿Cuando lo había encendido? Y justo en ese momento apareció en la barra de tareas esa luz anaranjada acompañada de aquel sonido que le indicaba que le habían hablado.

    -¿Quién me hablará? Bufff… Hola Niobiña, ¿que tal?
    -¿Como quieres que esté? Si te digo la verdad, pensé que lo de Bea había sido un accidente, de verdad que me lo creí, pero después de lo de Brian y que te enviasen la foto… Tengo miedo, ¿sabes? Tengo la sensación de que me están vigilando y de que ninguno de nosotros estará a salvo…
    -Ya… - ¿se lo diré? Pensó… - Hay algo más que no le he contado a nadie…
    -¿Qué? ¿Qué ha pasado? ¿Ha muerto alguien más?
    -No… no…
    -Pues joder, ¡dilo ya! Me estás poniendo nerviosa…
    -Bien… Con la foto de Brian vino una nota escrita con letras recortadas de revistas y periódicos…
    -¡No jodas!
    -Si… Una amenaza muy clara…
    -¿Tampoco se lo has dicho a la policía?
    -A la policía si… A los Cuentacuentos no… No quería armar más revuelto…
    -¿Por qué? ¿Qué ponía?
    -Espera que te lo paso, que antes de dárselo a la policía lo escaneé…

    Buscó entre sus archivos aquella nota que cada vez que la leía hacía que todo su cuerpo se congelase… No estaba seguro de querer enviárselo, no quería asustarla, pero ya se lo había contado. Ya no le quedaba otra opción…

    -Ahí te va…
    -Bueno, pero mientras llega, dime… ¿Tan grave es lo que pone?
    -No quiero decírtelo, quiero que lo veas por ti misma, sólo te diré que creo que un asesino anda detrás de todos nosotros…
    -¿Qué? Espera que ya ha llegado…
    -Vale.
    -…
    -¿Qué!?
    -…
    -Niobiña, ¿estás bien?
    -¡Joder! ¿Pero qué mierda es esto? Has hecho bien en no enseñárselo al resto… Porque esto da mucho miedo cielo…
    -Ya lo sé… Lo que no entiendo es porque me lo enviaron a mí…
    -No sé…
    -Y eso de “El próximo será de CC”. Los dos que han muerto ya son de CC… La única explicación que le encuentro es que nos quieran avisar de que no han sido muertes al azar…
    -“El próximo será de CC”… Será de CC… ¡Joder! ¡CC!
    -Sí CC, CuentaCuentos…
    -De CC… ¡Será hijo de puta! ¡Aarón tengo que dejarte! ¡Ahora no hay tiempo de que te explique nada!
    -¿Pero que…?
    -¡Agur! – y se desconectó.
    -¿Qué le habrá pasado a Níobe? ¿Y porqué tanta prisa? Esto no me da buena espina - pensaba Aarón.
   
    Y allí estaba, con la ventanita del MSN aún abierta y aquel letrerito sobre fondo amarillo que ponía: “Es posible que Niobiña no conteste, su estado es No conectado”. Algo había sucedido, algo de lo que él no se había enterado y quería saber el que… Abrió el archivo que contenía la nota… Todo había sucedido después de enseñarla. La vio una y mil veces y le pareció tan carente de significado importante como la primera vez… No sabía que hacer. La llamó y no le contestaba al teléfono, así que no le quedaría más remedio que esperar a que ella diese señales…

    Sólo habían pasado 8 horas desde la conversación que Níobe había tenido con Aarón y ya casi estaba llegando a su destino. Todo había sido muy frenético. Salir corriendo, comprar un billete de avión, el que antes saliese, llegar a Madrid y cogerse un autobús que la llevase a su destino… Eran casi las 18.30 de la tarde, y sólo esperaba llegar a tiempo… Saltó del autobús y corrió cuanto pudo hasta la calle Gil Cordero… Allí era… Llamó al timbre y le abrió la puerta una mujer que supuso era Mariví.

    -Buenas tardes… Me llamo Alejandra, soy una amiga de Mj… De su hija. ¿Está en casa?
    -¡María José! ¡Tienes visita! – y dirigiéndose a ella le dijo – por el pasillo, la segunda puerta a la derecha.
    -Gracias.

    Avanzó por el pasillo lo más rápido que pudo sin levantar sospechas… Podía oír un par de voces que salían de la habitación…

    -Sí, mirad lo que me acaba de enviar por correo el Señor de las Historias…
    -Una colonia… ¿Y que tal huele? Es que Candela me regaló una que olía a rayos.
    -No lo sé… Aún no la he probado… Mi madre acababa de darme el paquete cuando llegasteis vosotras…
    -¡Pues vamos a probarla! Y para tu información Antonia… Olía a rayos porque casi te pones más de medio bote y era un perfume, ¡no una colonia!

    Mj se disponía a pulverizarse la colonia cuando Níobe entró en la habitación corriendo y se abalanzó sobre ella quitándole el frasco de la mano.

    -¡No te pongas eso! ¿Estás loca? – y al mismo tiempo lo tiraba al suelo.
    -¡La loca eres tú! ¿Qué coño haces en mi casa?
    -Salvarte de eso… - dijo señalando al suelo.

    El frasco se había roto al impactar contra el suelo, y en el lugar en el que se había esparcido su contenido brotaban pequeñas burbujas sobre la alfombra. Despedía humo y al rato en aquella zona ya no había alfombra… Sólo se veía un hueco y la madera que comenzaba a ser roída con aquel líquido…

    -¿Pero qué?
    -Eso no te lo ha enviado el Señor de las Historias… Te lo ha enviado la misma persona que mató a Tressa y a Brian.
    -¡Dios! ¿Pero tú como lo sabías?
    -Por una pista que le enviaron a Aarón junto con la foto de Brian “El próximo será de CC”. Al principio yo también pensé que CC era Cuentacuentos… Pero ya habían muerto dos… Y entonces caí en la cuenta… CC es la antigua matrícula de los coches de Cáceres… Y pensé en ti…
    -¿Cuando tuviste esa charla con Aarón?
    -Esta mañana, a eso de las 11 de la mañana…
    -¿Y saliste en mi auxilio? ¿Así de repente?
    -Bueno… si…

    Mj se abrazó a Níobe como si hubiese vuelto a nacer… Y en cierto modo así había sido. Ella había recorrido media España para salvarla y le parecía increíble… Níobe cogió el teléfono.

    -¿A quién llamas ahora? – preguntó Mj.
    -A Aarón, esta mañana le dejé con la palabra en la boca y… Sí, ¿Aarón? Hola ¿que tal?
    -¿Que qué tal? ¡Fatal! ¿Qué coño ha pasado esta mañana? ¿A dónde has ido con tanta prisa?
    -Estoy con Mj…
    -¿Con Mj?
    -Sí, en Cáceres…
    -¡Claro! CC, Cáceres… ¿Está bien?
    -Sí, se ha salvado por poco, pero por suerte está bien…

    Le contaron toda la historia con calma y casi no podía ni creérselo… La había salvado por poco… Ésta vez todo había salido bien, pero quien les decía que no volvería a pasar algo así… Ellos no podían evitarlo en todo momento. Además después de esto a lo mejor no volvían a recibir ningún mensaje… Muchas preguntas y muy pocas respuestas… 

    -¿Y ahora que hacemos? – dijo Aarón. – ¿Qué paso tenemos que dar?
    -¿Nosotros? Ninguno… – respondió Níobe – Sólo podemos esperar. Yo de momento tengo que volver a casa, mañana trabajo… ¿Me haces un favor?
    -Dime.
    -Avisa a todo el mundo de esto que ha pasado. Pídeles que anden con cuidado y que vigilen todo a su alrededor… ¿Lo harás?
    -Sí, tranquila, lo haré…
    -Gracias.

    Níobe inició el camino de regreso a casa, tenía unas largas horas por delante para poner las cosas ordenadas en su mente. Habían pasado muchas cosas y quería hacerse una visión global antes de que todo avanzase más… Aarón por su lado fue avisando a la gente. Lo primero que hizo fue ponerlo en conocimiento de Javi, Beleita y el SdlH, para que ellos hiciesen lo que creyesen necesario para avisar a todo el mundo sin que cundiese el pánico… Sin crear una situación extrema de pánico.

    Pasaron unas semanas muy tensas para todos. Nadie estaba tranquilo, pero poco a poco todos fueron olvidando lo que había sucedido… Casi todo había vuelto ya a su curso y podían respirar tranquilos… Aarón estaba en su casa hablando con Hell por el MSN, hablaban de todo lo sucedido y de cómo les estaba afectando… La verdad es que todos habían cambiado mucho con todo lo sucedido…

    En la Plaza Mayor estaban Jara, Pistachita y Larisa hablando… Habían quedado allí… Aquel lugar les traía buenos recuerdos de paseos, conversaciones y confidencias con otros Cuentacuentos. Y bueno, allí estaban una vez más para reunirse con otros Cuentacuentos. A lo lejos vieron entrar en la plaza a un chico que miraba tímidamente a todos lados y al rato le reconocieron… Tenía que ser Ninivé! Le llamaron haciendo gestos en medio de la plaza y él se acercó, suspirando aliviado por haberlas encontrado…

    -Killas, que pensé que no os encontraba…
    -Quedamos junto a la estatua de Felipe tres palitos, ¿no? Pues aquí estamos… - dijo Larisa sonriente.
    -Anda, exagerado… Hubiésemos tardado más o menos, pero encontrar nos habríamos encontrado… - añadió Pistachita.
    -Si – susurró Jara – Por cierto, ¿no os parece raro que Aarón no hubiese llegado aún? Voy a llamarle, a ver si le esperamos aquí o nos vamos a tomar algo y que nos encuentre luego…

    Aarón continuaba charlando con Hell y hacían conjeturas sobre quien podía querer hacerles algo así… La verdad es que no podían imaginarse que una persona pudiese ser tan retorcida… Y en ese momento le sonó el teléfono.

    -Dime Jara, ¿qué quieres?
    -¿Cómo que qué quiero? ¿Dónde estás?
    -Estoy en casa charlando con Hell por el MSN.
    -¿En casa? ¿No te das cuenta de la hora que es?
    -Sí, son las 11.30, ¿y?
    -¿Cómo que, y? Que estamos en la Plaza Mayor esperándote…
    -¿Esperándome? ¿Es que habíamos quedado? Pues no me has dicho nada…
    -¿Qué? Si has sido tú el que nos ha citado aquí…
    -¿Yo?
    -¿No has sido tú? Dios…
  
    Por la cabeza de Aarón comenzaron a pasar mil pensamientos. Unos se atropellaban a otros. No podía ser… ¿Quiénes estaban allí? ¿Quién les había citado? No importaba, ¡tenían que salir de allí cuanto antes!

    -Aarón, ¿qué pasa? Joder dime algo… - gritó Jara.
    -¡Salid de ahí inmediatamente! Yo no os he citado, seguro que ha sid…

    Entonces Aarón escuchó un fuerte ruido y se cortó la comunicación. ¿Qué coño había pasado ahora? ¡Joder! Ellos en la Plaza Mayor y él en Parla sin poder hacer nada… Le contó a Hell lo que había pasado y no supo cómo reaccionar. Ninguno de los dos sabía que hacer… Necesitaban saber que es lo que había ocurrido, pero no había forma de ponerse en contacto con Jara… El tiempo transcurría muy despacio, cada segundo se hacía eterno…

    -¡Mierda! – dijo Hell.
    -¿Qué pasa socio?
    -Será hijo de… Pon la televisión…

    Aarón se abalanzó sobre el mando y se encendió la pantalla… Telemadrid dando un parte urgente… Habían sido víctimas de otro atentado… Había estallado una bomba en la Plaza Mayor… Había destruido la estatua de Felipe III… Había muchos heridos y se hablaba de al menos de 4 muertos…

    Aarón se derrumbó por completo… Aquello era superior a sus fuerzas… Escuchó la ventanita del MSN hacer su ruidito característico y vio el nombre de Hell iluminado, pero necesitaba tomarse unos minutos… Cuando creyó estar lo suficientemente calmado se acercó al ordenador y abrió aquella conversación. Sus ojos se posaron sobre la última frase…

    -Ninivé, Jara, Pistachita y Larisa… Todos muertos…
    -¿Cómo sabes quienes han muerto?
    -Porque yo les cité allí…
    -¿Tú? Hell, ¿que has hecho? Por qué…
    -Aún no lo has entendido, ¿verdad? No soy Hell… Y yo que tú iba a mirar en el correo… Quizá haya algo de tu interés…

    Y entonces desapareció… Aarón salió corriendo a por el correo. Había una carta para él… Sus manos temblaban, suspiró hondo y la abrió… Otra nota hecha con letras recortadas y otra foto… Suspiró para calmarse y le echó un vistazo… En la foto se podía ver a Hell amordazado y atado… Parecía un lugar muy estrecho y no parecía tener buena cara… Entonces vio la nota…

“HACE UNOS DÍAS
RECIBISTE ALGO QUE LE
SACARÍA DE AHÍ…
SEGURO QUE NO LE HAS
DADO LA IMPORTANCIA
NECESARIA…”

    ¡Dios! No podía ser… Dejó caer la foto y la nota al suelo y corrió a su habitación… ¿Donde había puesto aquel extraño paquete que le había llegado hacía dos días? ¡Joder! ¿¡Donde!? Empezó a buscarlo desesperadamente. Tiraba la ropa por el aire, los libros al suelo, nada importaba… Tenía que encontrar aquella caja como fuese… En poco tiempo su cuarto se había convertido en el centro del caos… Todo tirado por el suelo, pero él no cejaba en su empeño de encontrar aquella dichosa cajita… Buscó encima del armario… Tiraba al suelo todo lo que encontraba si no era lo que buscaba… Allí encima estaba también su juego del trivial… Cogió la caja y la levantó para tirarla al suelo, pero no pudo… Bajo de la silla y suavemente dejó el juego sobre la cama…

    -El trivial no puedo tirarlo por el suelo…

    Y volvió a subirse a la silla para terminar de ver lo que tenía encima del armario… Y tras mucho rebuscar encontró lo que estaba buscando… Aquella cajita que le había llegado hacía un par de días… Y que había guardado allí sin darle mucha importancia… Abrió otra vez aquella cajita y vio de nuevo en su interior…Un papel escrito a mano que ponía “C/ Josep Tarradellas” nada más, y en el fondo de la caja una llave… Ahora todo comenzaba a tomar otros matices… Allí debía de estar encerrado Hell.

    Tenía que ir a salvarlo, pero ¿solo? Sería un suicidio ir solo viendo todo lo que había conseguido hacer aquel asesino. Cogió el móvil y se quedó parado en medio de su habitación que más parecía ahora el emplazamiento de alguna guerra cruenta… Se quedó un rato pensando en si llamar o no… No quería ir solo, pero ¿meterla a ella? ¿No sería eso aún peor? Aunque pensándolo bien ella ya había ido en auxilio de Mj sin temer nada y ahora lo que necesitaba era que alguien pusiese valor a lo que había que hacer, así que cogió aire y marcó el número de teléfono y esperó a que le contestasen.

    -Hola nena… Tengo que decirte algo y proponerte una cosa…
    -¡Oh! Bueno… Dime…
    -No sé por donde empezar… bufff… Ha explotado una bomba en Madrid…
    -¿Qué? ¿Otro atentado?
    -No, ha sido obra de quien está detrás de nosotros…
    -¿Y quién… ha… ha muerto? – preguntó Níobe casi entre sollozos.
    -Lo siento miniña… De verdad que lo siento…
    -¿Quién?
    -Jara, Larisa, Pistachita y Ninivé…
    -¿Qué? ¿Todos ellos? Pero… ¿Porqué nos hace esto?
    -Tengo algo más que decirte…
    -¿Algo más? No creo que pueda ser peor ya… - y no pudo aguantar sin echarse a llorar.
    -Tiene a Hell…
    -Tiene a… ¿Cómo lo sabes?

    Entonces Aarón le contó todo lo que había sucedido. Que le había llegado ese paquete hacía unos días, pero que no le había dado la mayor importancia y todo lo nuevo que había pasado…

    -Y si no me equivoco me llamas para que vaya contigo, ¡no?
    -Si… Mi intención era esa… - dijo tímidamente.
    ¡-Te acompaño! Ya crucé media España para salvar a Mj y por Hell tengo que hacer lo mismo…
    -¿Cómo hacemos?
    -Yo me cojo el primer avión que pueda hacia Barcelona, haz tú lo mismo, nos vemos allí…
    -Vale, nos vemos.
    -¡Aarón!
    -¿Que?
    -Ten mucho cuidado, ¿quieres?
    -Muy bien, ten cuidado tú también pequeña…

    Cinco horas después Níobe y Aarón salían del aeropuerto de Barcelona camino de la calle Josep Tarradellas… No sabían en que número, ni en que puerta, pero estaban dispuestos a ir edificio por edificio, puerta con puerta hasta dar con él. Tuvieron que preguntar como llegar hasta allí y les indicaron dos caminos… Decidieron ir por el más largo porque parecía más seguro… Caminaban rápido, juntos, acompasando sus pasos, y cada vez que escuchaban algo sospechoso se paraban para mirar en todas direcciones. Nadie podía asegurarles que aquello no fuese otra trampa, pero no podía perder el tiempo en averiguarlo…

    Parecía que ya casi estaban llegando, les faltaban sólo un par de calle más, y justo tenían que cruzar por un callejón estrecho y oscuro… No querían pasar por allí, pero tampoco podían dar vuelta… ¿Qué pasaría si se perdían? Así que tomaron aire, se cogieron de las manos y entraron en el callejón a paso apurado… Casi al llegar al centro un sonido detrás delante de ellos los hizo frenar en seco. Retrocedieron un par de pasos, iban a dar vuelta, pero a sus espaldas otro ruido les sobresaltó… Estaban atrapados, no tenían por donde huir…

    Níobe estaba muy asustada. Aarón lo notaba en sus ojos y la abrazó para tratar de calmarla, aunque estaba seguro de que podría notar como él también temblaba. Otro ruido más y la apretó más fuerte contra él… Ella levantó la vista para verle, sus miradas se cruzaron, se estiró y le besó. Él no supo reaccionar y cuando lo hizo ya era demasiado tarde. Había notado un pinchazo en un costado. Níobe se separó de él, viendo como el tranquilizante empezaba a hacer efecto. Esperaba haber calculado bien la dosis… Necesitaba uno fuerte para poder dejar a Aarón fuera de combate, era un chico fuerte y podría darle muchos problemas, pero tampoco quería matarle… Él se apoyó en la pared y sus piernas empezaron a fallarle. La miraba allí delante de él, con la jeringuilla en la mano. Quería hablar, pero no era capaz de emitir ningún sonido…

    -Lo siento Aarón, de veras que lo siento… Pero no había otra forma…



    Estaba en la terraza de aquel bar temblando como una niña pequeña mientras miraba con curiosidad al editor…

    -¿Qué le parece? Sólo es un esbozo, queda desarrollarlo y escribirle un buen final…
    -Me parece que puede llegar a ser una gran historia… Para nuestra próxima reunión quiero que me lo tenga un poco más desarrollado, con más detalles y quiero un final, un buen final…
    -¡Perfecto! Lo tendrá… No se arrepentirá de haberme dado esta oportunidad…
    -Sólo una cosa…
    -Dime…
    -No deseches la idea de una segunda parte… Piensa en eso al escribir tu final…
    -Muy bien. Muchas gracias…

    ¡No podía creérmelo! ¡Quizá fuesen a publicar mi primer libro! Había trabajado muy duro para ello. Había dejado a mis amigos, mi familia y mi trabajo en Galicia para mudarme a Barcelona, aquí tendría más oportunidades, y no me equivoqué… Llegué a casa y dejé el bolso en el sofá… Necesitaba hablar, contarle aquello a alguien… Caminaba por el pasillo de mi casa con las palabras del editor todavía resonando en mi cabeza. Entré en la habitación del fondo, encendí la luz y dejé mi chaqueta sobre la cama…

    -Aarón, no me mires así… ¡Hoy no! ¡Nuestro libro va a ser un éxito!
    -¿Nuestro libro? – dijo desde la cama en la que estaba atado.
    -Claro, nuestro… De todos los que hemos participado en él…
    -¡Yo no quiero tener nada que ver con tu mierda de libro!

    Entonces escuchamos la puerta del piso. Y unos pasos que se acercaban por el pasillo hacia la misma habitación en la que nos encontrábamos…

    -¿Quién está ahí? – dijo Aarón -¿Quién más hay en la casa?
    -Jajaja… ¿De verás pensabas que podía haber echo todo esto yo sola? En verdad me halagas cielo, y me hubiese gustado haberlo echo sola, pero necesité ayuda…
    -¿Ayuda de quién?
    -De la persona que parecía más inocente, por supuesto…

    En ese momento Mj entró en la habitación…

    -¿Tú?¿Cómo has podido? – le increpó Aarón.
    -¿Cómo he podido? Muy fácil… En Cuentacuentos todos queríamos lo mismo, llegar a escribir un libro algún día, pero erais demasiado buenos, y tuvimos que idear un plan para deshacernos de la competencia… No es nada personal… Simplemente que eras demasiado bueno…
    -¿Y Hell? ¿Qué ha pasado con él?
    -Es una lástima que llegásemos tarde… - dije irónicamente – Verdaderamente no tenía que morir, pero tardaste demasiado tiempo…
    -Esto no es culpa mía – gritó Aarón.
    -¡Sí es culpa tuya! – le grite – Tú eres el protagonista y todos tus movimientos te hacen culpable de lo que le pase al resto… Además tú has tenido suerte, porque me han dicho que posiblemente quieran una segunda parte – y tras esto le di un pico.

    En ese momento se abrió la puerta de la habitación…

    -Chicas, la comida está en la mesa, vamos o se nos va a enfriar…
    -Beleita, ¿tú también? – exclamó Aarón incrédulo…

    Y nos alejamos por el pasillo riéndonos… Nuestra novela iba a ser publicada y nadie podría estropearlo… ¡Ni siquiera Aarón!”


    *Frase de Aarón.

lunes, 20 de agosto de 2007

CuentaCuentos nº 41 "Cuatro ojos, dos realidades"

Cuatro ojos, dos realidades

<Parte 2>
Es necesario haber pasado por la burbuja de Mundoyas para leer esto.

    “-Aquí todo el mundo va a su bola, menos yo que voy a la mía… Iba casi tropezando con la marabunta de gente que caminaba en dirección contraria a mí. Chocaban conmigo y ni siquiera se paraban a preguntar si todo estaba bien, si me había pasado algo. Realmente no nos preocupamos por la gente que nos rodea…

    Entonces le vi en la avenida, era un perro de esos sin raza. No era más grande que un cocker, pero estaba muy delgado. Se acercaba a las mesas de las terrazas pidiendo un poco de comida y cariño, y fui consciente de cómo algunas personas le trataban injustamente. Había quien le ofrecía un pedacito de comida, pero también había otras muchas personas que lo alejaban con aspavientos o directamente pegándole.

    ¿Porque la gente es así? Me pregunto que podía haberles hecho aquel perro que no les molestaba, que simplemente se acercaba a ellos pidiendo silencioso un pedacito de comida. Realmente la gente puede llegar a ser muy injusta, porque aquel perro no tenía la culpa de estar abandonado en la calle. No tenía la culpa de no encontrar nada que comer.

    Cuando vi a aquel hombre tratar de darle una patada para alejarlo de él algo dentro de mí se despertó. No pude aguantar ver aquello, así que decidí llamarle para que me acompañase. Acaricié su pelo, y la verdad estaba más limpio de lo que imaginé y eso me gustó. Quería decir que al menos o se ensuciaba poco o había alguien que se molestaba en limpiarle, aunque estaba segura de que era un perro callejero.

    Busqué entre su pelo y tras sus orejas algún collar que indicase que tenía dueño, pero no lo encontré, en cambio, lo que sí encontré fue una respuesta muy alegre en él. Movía su cola frenéticamente, entonces me fijé en sus ojos y encontré algo que me era muy familiar…

    -¿Tú también estás solo, verdad…? Ven conmigo perrito…

    No sabía muy bien porque le llamaba y le silbaba para que me siguiese, pero sentí que debía hacerlo. El perro me seguía y por veces hasta podría jurar que me observaba, como tratando de adivinar mis intenciones… Yo soy más bien racional, pero junto a aquel animal, todo mi raciocinio se había quedado atrás. Había actuado impulsivamente al llamarle, al acariciarle, al buscar entre su pelo alguna correa… Creo que necesitaba a aquel perro tanto como él me necesitaba a mí.

    -¿Sabes pequeño? Aquí todo el mundo va a su bola, pero a partir de ahora tú y yo iremos a la nuestra…”


    *Frase mía y de Mundoyas. (Relato a medias con Yas.)

lunes, 13 de agosto de 2007

CuentaCuentos nº 40 "Su vida a través de los sentimientos"

Su vida a través de los sentimientos

    “Nada más despertar, se gira y lo descubre a su lado... No fue un sueño, él estaba allí... Sin apenas moverse para no despertarle se colocó de lado apoyando su cabeza en su mano para poder observarle bien. Allí estaba, durmiendo tranquilamente, perdido entre sus sueños, en los que seguramente habría mil risas a su alrededor y un millar de personas que le querían y le adoraban. Ella no podía apartar los ojos de él. Estaba boca arriba y desnudo…  Tenía el pelo corto y negro, y una piel suave y bronceada. Sus ojos eran de un color castaño que invitaba a perderse en ellos y cada vez que sonreía era capaz de oscurecer hasta el día más brillante, porque la verdadera luz se escondía en sus labios.

    Le tenía a su lado, completamente desnudo y casi tapado por completo con la sábana. Era una noche de calor y a pesar de tener la ventana abierta no corría ni la más pequeña brisa… Lo observó un poco más. Su pecho, muy masculino, con pelo, pero sin ser una exageración. A ella no le gustaban los hombres que se depilaban por completo el cuerpo, siempre le gustó juguetear con sus dedos entre aquellos pelillos, mientras tenía la cabeza apoyada en el hombro de él y sentía sus manos acariciando su nuca…

    Siguió bajando con la mirada, por su abdomen. No era un hombre musculoso, ni tampoco tenía un cuerpo perfecto, pero a ella la hacía temblar sólo con verle allí a su lado… Quizá ahí residía el secreto del verdadero amor… Porque le amaba, le amaba más que a nada, con todos sus defectos y virtudes. No deseaba a un hombre con un cuerpo perfecto, le deseaba a él, porque sólo él sabía hacerla sentir hermosa… Nadie más había conseguido que se sintiese tan sexy a pesar de sus muchos defectos…

    Se recreó durante unos instantes en su ombligo. Tan chiquitín y perfecto en todos los sentidos. De ahí partía un camino señalizado por otro tipo de vello… Era un camino que la llevaba al placer, un camino que la hacía sentir viva. No pudo evitar llevar su mano hasta aquella pequeña hendidura en el cuerpo de aquel hombre que la hacía vibrar como nadie. Sus dedos acariciaron suave y lentamente toda la zona y comenzaron a seguir el camino marcado, pero se toparon con un impedimento no deseado…

    La maldita sábana estaba justo donde menos debía estar… Se quedó pensativa durante un segundo o dos y mordiéndose el labio le miró pícaramente a la cara. Seguía dormido, así que agarró la sábana y lo fue destapando poco a poco, para no despertarle. Cuando lo consiguió se quedó mirándole… Ahora le tenía desnudo por completo delante de ella. Aquel cuerpo que tantas veces la había llevado al Paraíso. Un lugar en el que ellos eran los únicos habitantes, un lugar en el que nadie podría encontrarlos y separarles, donde podrían estar siempre juntos.

    Se quedó mirándole absorta en sus pensamientos y a su mente regresó el momento en el que lo había visto por primera vez. Sus miradas se habían cruzado y desde aquel mismo instante ella supo que él iba a ser muy importante en su vida, aunque no pudo ni imaginarse cuanto… Recordó también todo lo que había sentido la primera vez que hicieron el amor… Cómo la desnudó lentamente, sin prisa,  sembrando besos de fuego en cada centímetro de su piel. Encendiendo aún más su deseo…

    Recordó como ella hizo lo mismo con él, descubriendo a cada momento algo nuevo en él que lo hacía más deseable… Los nervios que sentía o los suspiros que sin darse cuenta dejaba escapar cada vez que las manos de ella hacían contacto sobre su piel… Recordó el momento mágico en el que se fundieron en un solo ser… Él estaba encima de ella, se besaban con dulzura, se abrazaban como tratando de unir sus cuerpos en uno sólo. Se movían al unísono como si se conociesen de toda la vida, como si ellos mismos tuviesen la clave del placer del otro, llegando juntos al éxtasis, mirándose a los ojos y dándose el beso más tierno que jamás habían soñado…

    Notó que él se movió y entonces regresó de todos aquellos pensamientos hasta la cama que compartían. Se encontró con sus ojos que la miraban llenos de amor y dulzura. Tenía el mismo brillo que aquella primera vez, que parecía tan lejana ya… Y allí estaban los dos, desnudos en la cama, el uno junto al otro, en medio de un cruce de miradas y sin decir ni una sola palabra. Ella quería decirle mil cosas, pero no sabía como empezar, ni siquiera sabía si sería capaz de encontrar las palabras para expresar todo lo que sentía, y se limitó a verle a los ojos. Entonces él le cogió la mano y le dijo.

    -Lo sé, yo también te amo…

    Y se inclinó sobre ella para besarla y hacerla suya una vez más...”


    *Frase de María.

martes, 7 de agosto de 2007

CuentaCuentos nº 39 "Y así fue"

Y así fue

    “Le escuché en silencio porque escupir aquella historia parecía costarle demasiado, y ni siquiera era un historia. Aquella chica había llegado a la comisaría muy nerviosa, casi sin habla y se le notaba que había llegado hasta allí corriendo. Hice que se sentase y traté de tranquilizarla para que pudiese contarme que es lo que la tenía así, pero fue un trabajo muy difícil.

    Después de media hora de palabras relajantes y dos tilas, aquella hermosa muchacha estaba preparada para empezar su relato. La verdad, es que la había visto llegar tan nerviosa, que me había preocupado ante todo de calmarla y hasta aquel momento no me había fijado en lo bonita que era. No era muy alta, pero quizá su larga y rubia melena la hacía parecer tan diferente a las demás. Además, en su dulce cara brillaban aquellos ojos del color de la miel. Unos ojos que si los miraba muy fijamente podían hacerme perder el sentido... Alejé todos aquellos pensamientos de mi mente y traté de concentrarme en los sucesos, que la muchacha trataba de relatarme.

    -¡Ha desaparecido! Anoche llegué a casa y no estaba. Pensé que habría salido a dar una vuelta y que ya volvería, porque no es la primera vez que lo hace, pero esta mañana aún no había regresado. Decidí esperar hasta esta tarde, pero ya no puedo más. Estoy muy nerviosa agente…
    -Si señorita, voy tomando nota de todo. ¿Y dice que desapareció anoche? ¿Cuándo fue la última vez que le vio? – que suerte la mía, tiene pareja, y por encima me toca la investigación.
    -Ayer cuando me fui a trabajar después de comer, aún estaba en casa… ¡Dios! Tengo tanto miedo de que le haya pasado algo…
    -Ya verá como no pasa nada señorita. Seguro que ha sido un despiste y todo se queda en un susto. Y dígame… ¿Tenía conocimiento de que tuviese que acudir a algún lugar en concreto por estas fechas?
    -¿Qué? Que si tengo conocimiento… mmmm… ¡No! ¡Por supuesto que no!
    -Está bien. ¿Y cree que si por algún motivo tuviese que irse de repente se lo comunicaría a usted?
    -¿Comunicármelo? No… Creo que tampoco…
    -Señorita, mucho me temo que de momento no podemos hacer nada, pero he tomado notas y si en dos días no ha dado señales, comenzaremos la búsqueda.
    -Muchas gracias agente… De verdad…
    -Por cierto, ¿cuál es su nombre?
    -Mariana Álvarez.
    -Perdone, me refería al nombre de…
    -¡Ah! Lo siento, es que estoy muy nerviosa… Alfonso, se llama Alfonso…
    -Muchas gracias, y de paso ya apunto su nombre en el informe. ¿Podría darme su dirección y un número en el que poder ponerme en contacto con usted?
    -Si… Vivo en la calle Henderson, en el número 58, a la altura del cruce de Prescot y Lane. Y mi número es este – dijo al tiempo que me pasaba una tarjeta de visita.
    -Muy bien, ya tengo todos los datos necesarios. La avisaré si tenemos novedades.
    -Muchas gracias señor agente.

    Y entonces vi como se alejaba de mí moviendo sinuosamente las caderas. ¿Que hombre en su sano juicio se querría alejar de ella? Me fui a casa a tratar de descansar, pero no me pude quitar a aquella mujer de la cabeza. Quería volver a verla, quería verla sonreír... Por la mañana llegué a la comisaría todavía con el recuerdo de ella en mi cabeza. Me senté en mi mesa y empecé con los papeleos que todavía tenía pendientes, y a media mañana entró en la comisaría una señora que se sentó enfrente a mi y espero a que le hiciese caso. Después de hablar con aquella señora me sentía mucho más feliz. Decidí tomarme un respiro y acercarme hasta la calle Henderson a hacerle una visita a Mariana.

    Ante la puerta de su casa respiré hondo y llamé. Mientras esperaba que me abriese casi podía notar como temblaba, pero en cuanto la escuché al otro lado de la puerta, todo mi nerviosismo desapareció. Ella abrió la puerta y en su cara se reflejó la sorpresa y la alegría. Allí estaba aquella sonrisa que tanto me gustaba...

    -Mira quien está aquí - le dije con una sonrisa…
    -¡Alfonso! ¡Gracias a dios!
    -Por cierto, no me habías dicho que era un gato…
    -¿No? Perdón, se me habrá pasado, estaba muy nerviosa por su desaparición. ¿Dónde lo han encontrado?
    -Lo ha encontrado una señora en la calle de al lado. Ha sido una suerte.
    -Sí, ¿quiere un café?
    -Muchas gracias.

    Nos sentamos en el sofá, bastante juntos. Me temblaban las piernas y ella lo notó, porque me miró a los ojos y me dijo.

    -¿Por qué está tan nervioso?
    -Si te soy sincero, cuando pensaba que buscabas aun marido o un novio, tenía celos, y hasta pensé que sería una pena que apareciese de nuevo.
    -¿De veras?
    -Sí... - contesté sonrojado.
    -Pues ya que estamos siendo sinceros, yo deseaba que Alfonso apareciese pronto y que me lo trajeses tú...

    Eso fue lo último que dijo antes de besarme por primera vez... Y ya veis, lo recuerdo como si hubiese sido ayer.

    -¿Entonces fue Alfonso el que os unió, abuelo?
    -Por eso a nuestro primer hijo le pusimos Alfonso, y por eso tú también te llamas así... Ya casi se ha convertido en una tradición familiar... Venid aquí niños, abrazad a vuestro viejo abuelo.

    Y mientras abrazaba a mis nietos, una lágrima recorría mi mejilla recordando toda una vida de amor y felicidad al lado de mi Mariana...”


    *Frase de Sharon.

sábado, 4 de agosto de 2007

CuentaCuentos nº 38 "A quien le importa"

A quien le importa

    “-No hay mayor desprecio que no dar aprecio
– dijo la gata a la marmota.
    -Si ellos piensan que así son mejores que los demás déjales… Si además, todo el mundo lo sabe ya…
    -No saben ocultarlo.
    -Shhhh.… ¡Ahí viene!

    Y en aquel momento hizo acto de presencia la paloma. Llegó toda orgullosa, con la cabeza bien alta, tratando de ocultar un secreto a voces… No se dio cuenta de que todo el mundo la miraba, ella seguía en su mundo sin ser consciente de todo lo que la rodeaba. Se dirigió a la casita del Ratón, llamó a la puerta y entró tratando de quitarle importancia al asunto, y sin percatarse de que no le quitaban el ojo de encima...

    -¿Te han visto? ¿Alguien se ha fijado en ti?
    -¡Qué va! Ni se imaginan si sospechan nada… Son todos muy inocentes, y eso nos beneficia a ti y a mí…
    -Si, miniña… Que nadie vea lo nuestro es una suerte.
    -Si… Aunque si te digo la verdad, no sé porque lo guardamos en secreto. Me cuesta entenderlo…
    -Lo guardamos en secreto porque lo nuestro es especial y si alguien más lo supiese lo estropearían.
    -Pero a veces es bueno compartir las cosas, ¿sabes? Siempre estamos escondiéndonos de la gente. No podemos salir tranquilamente por ahí, para que no nos miren…
    -¡Para que nadie sospeche nada! –replicó el ratón.
    -Pero la gata y el zorro quedan muy a menudo. Salen por ahí a cenar, a bailar, a tomar algo, y nadie piensa que ellos estén juntos... ¿Por qué habrían de pensarlo entonces de ti y de mí?
    -Vamos a ver, piénsalo fríamente... ¿Tú crees que la gata y el zorro podrían salir juntos? Y si lo hiciesen… Te puedo asegurar que se esconderían. El hecho de que no se escondan es la mayor prueba de que no hay nada entre ellos.
    -A veces tu forma de pensar es muy retorcida y no llego a comprenderla... - dijo la paloma antes de marcharse de allí enfurecida...

    Salió a la calle inmersa en sus pensamientos y sin hacerle mucho caso a la gente que estaba en la calle. No entendía como él podía ser así... A ella le gustaría gritar su amor a los cuatro vientos, pero el ratón siempre se negaba. Muy cerca de ella, la gata y el zorro se entregaban a la pasión. Al amor que sentían el uno por el otro sin que nadie fuese consciente de todo lo que sucedía entre ellos.”

     Moraleja: ‘A veces las cosas más ocultas están a la vista de todos y viceversa.’


    *Frase de Pistachita.