La entrevista de trabajo
"Había luces tenues detrás de la puerta que parecía entreabierta... ¿Qué era lo correcto? ¿Entrar o esperar a que le llamasen? Suponía que el protocolo en este tipo de casos ese esperar hasta que te digan que puedes entrar, pero ya se estaba poniendo un poco nerviosa allí sentada. Ella era muy supersticiosa, el edificio tenía 15 plantas ('la niña bonita'), irónicamente estaban en la planta 13 y ella temía que todo saliese horriblemente mal, pero tal y como estaban las cosas, no se podía permitir el lujo de ponerse a pensar en el número de planta del edificio. Cuando sonó su móvil y se lo ofrecieron ni siquiera se lo pensó dos veces y aceptó, que había tardado más de dos meses en que le concediesen la entrevista de trabajo.
Estando allí sentada se hizo un mapa mental de todo lo que la rodeaba. La mesa de la secretaria, los dos ficus que estaban en las esquinas, la máquina de agua, el timbre de la alarma anti-incendios, la salida de emergencia... En ese instante se abrió por completo la puerta del despacho y salió la secretaria. Se acercó al escritorio y le dio sus datos. No tuvo que esperar mucho más tiempo antes de que la muchacha se comunicase a través del interfono con su jefe y le anunciara que ella estaba allí y la hiciese pasar. Mientras arrimaba la puerta del despacho escuchó como le avisaba a su jefe que se iba a tomar dos horas de descanso para comer y hacer unos recados. Y entonces puso en alerta todos sus sentidos...
El despacho era grande y tenía mucho ventanal, pero tenía los estores bajados, tanto que prácticamente no entraba luz del exterior y por eso estaba la luz encendida. 'No nos pueden ver desde el exterior' pensó y un escalofrío recorrió su cuerpo. En su mente sólo podía ver la salida de emergencia. Se acercó al escritorio y el joven empresario le ofreció asiento, así que se sentó frente a él y comenzaron a hablar sobre el trabajo que le ofrecía, aunque él parecía más interesado en su escote que en sus estudios. Sin que él se diera cuenta metió la mano en su bolso y tocó el spray antivioladores.
Él se levantó de su sitio, se acercó un poco más a ella y se sentó en la mesa. Siguió contándole más detalles sobre el trabajo. Por lo visto, su secretaria se iba y necesitaba una nueva. Y por lo que ella creía era más importante la talla de sujetador que la experiencia. Entonces él alargó la mano y la puso sobre su rodilla mientras le decía que estaría encantado de verla día tras día y que estaba seguro de que se llevarían muy bien. Ella soltó el spray antivioladores y agarró las esposas que llevaba en el bolso. Se acordó de Gina. Estaba en el hospital, en coma, tras una paliza que le habían dado en un callejón. La policía no quiso hacer nada porque claro, Gina era una prostituta y según ellos algún chulo la habría puesto en su sitio por no traer dinero suficiente. Ella sabía la verdad. Ningún chulo le había hecho aquello, sino que había sido un cliente. Uno que había pagado mucho porque decía que tenía unos gustos 'un tanto especiales'.
Suerte que ella y Gina siempre se cubrían las espaldas y tomaban nota de los clientes con los que estaría la otra. Rápidamente sacó las esposas y lo encadenó al escritorio. Se acercó a la puerta del despacho, que hasta ese momento sólo estaba arrimada y la cerró por completo. Tenían dos horas por delante juntos.Después haría sonar la alarma anti-incendios y se marcharía por la salida de emergencia. Pero no quería adelantarse a los hechos, porque no quería perderse ni un detalle de todo lo que iba a pasar. Cuando Gina saliese del coma, querría todos los detalles..."
*Frase de MundoYas.